viernes, 4 de octubre de 2013

Gran Hermandad Blanca





Los “Maestros Ascendidos”, cuya existencia fue revelada por primera vez a finales del siglo XIX por Madame Helena P. Blavatzky, son almas que pasaron por la experiencia de vida en la Tierra, superando todos los estadios de conocimiento posible en nuestro planeta, y alcanzando finalmente la liberación del ciclo de reencarnaciones. Después de haberse enfrentado, a través de sus encarnaciones terrenas, con obstáculos parecidos a los que nosotros vivimos cada día, han “ascendido” a un nivel de existencia superior, desde el cual ejercen de maestros, de guías espirituales y de protectores para la humanidad. A través de su ayuda, podemos recorrer un camino de crecimiento como el que ellos han completado, y sus vidas nos sirven de ejemplo para superar los límites del cuerpo tangible y comprender los niveles trascendentes de la existencia.

La doctrina teosófica habla de “iniciaciones” para representar los diferentes niveles de evolución por los cuales transitan los seres humanos. Algunos estudiosos de ocultismo de principios del siglo XX (por ejemplo, Charles W. Leadbeater y Alice Bailey) describieron en el detalle cada iniciación y sus características, así como las diferentes capacidades que las almas obtienen en cada nivel. Así, los primeros cuatro grados corresponden a un crecimiento progresivo de la conciencia – una “expansión”, según la define Bailey – pero siempre al interior del ciclo de reencarnaciones en la Tierra: las almas pueden aumentar o disminuir su nivel espiritual, según las acciones realizadas por sus cuerpos físicos. El quinto nivel es la iluminación, o resurrección: las almas que la alcanzan no tienen más necesidad de reencarnarse, y avanzan hacia convertirse en miembros de la Jerarquía Espiritual. Pero la iniciación más importante es la sexta, es decir la ascensión. Las pocas almas que alcanzan este nivel se convierten en Maestros Ascendidos: a través de su contacto con la Antigua Sabiduría pueden influir directamente sobre el presente, modificando el curso de los acontecimientos.

Según las diferentes religiones, los hombres han definido los Maestros Ascendidos como santos, mahatmas o profetas; así, los que alcanzan las iniciaciones siguientes a la sexta, han sido definidos Bodhisattvas (los de séptimo grado), o Buddhas (los de octavo). Sin embargo, estas denominaciones procedente de la India no tienen que confundirnos: la elevada espiritualidad de los Maestros Ascendidos transciende las diferencias entre las religiones humanas, ya que su camino de evolución espiritual les llevó a una identificación con Dios como esencia divina al interior del hombre mortal, independiente de las formas de veneración específicas de cada religión. La novena iniciación, que es la más elevada, convierte un Maestro Ascendido en Señor de la Tierra, el máximo grado de existencia posible en nuestro planeta.

Desde su plano de realidad, los Maestros Ascendidos ayudan a elevar el pensamiento y la espiritualidad de la humanidad, actuando como emanaciones de Dios. Sus enseñanzas se transmiten a través de escuelas secretas, y en algunos casos su energía y sus mensajes se canalizan a través de mediums humanos. Gran parte de las informaciones que tenemos sobre los Maestros Ascendidos han pasado por una canalización, es decir a través de personas que poseen calidades que los hacen aptos para el contacto con ellos. Estas calidades se pueden aprender: las instrucciones para obtenerlas se concentran sobre la dominación del Ego, ya que sólo cuando un ser humano ha conseguido equilibrar en si mismo los cinco elementos alquímicos, y en particular la diada Cielo/Tierra, puede entrar en contacto con los Maestros sin ninguna interferencia desde su Ego. De hecho, la renuncia a los deseos y a las identificaciones personales son los primeros estadios del aprendizaje teosófico, es decir el principio del camino para convertirse en un instrumento de canalización.

Introducción sobre los Maestros Ascendidos de la Gran Hermandad Blanca


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