jueves, 29 de mayo de 2014

AHORA ES EL MOMENTO!


Manual de Ejercicios Pleyadianos

Pleyades 

KWAN YIN-AMORAH

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Cap. 3

El mensaje de «ahora es el momento» de la revolución espiritual y el despertar del propósito evolutivo de la vida toda parece paradójico en esta sociedad que todavía valora dinero y beneficios por encima de la vida humana, y «la ley del más fuerte» por encima de la integridad. El mismo término evolución ha tenido una definición muy limitada esta sociedad. El Webster's New World Dictionary de­fine evolución como:
« 1. Despliegue, apertura o resultado; proceso de desarrollo de formas simples a complejas o de bio progresivo, por ejemplo, de una estructura económic­a y social.
2. resultado o producto de esto; cosa evolu­cionada.
3. a) movimiento que forma parte de una serie o pauta. b) pauta producida, en verdad o en apariencia, por tal serie de movimientos.
4. una liberación o escape, por ejemplo, de gas en una reacción química.
5. a) el desarro­llo de una especie, organismo u órgano desde su estado original o primitivo al actual o especializado; filogenia u ontogenia. b) teoría darwiniana.» (excluidas las definicio­nes matemáticas y militares).

Como yo lo entiendo, evolución y espíritu son insepa­rables, aunque no están ni remotamente conectados en el ebster ni en la vida moderna del ciudadano medio. La mayoría de la gente todavía cree que vivimos en el único planeta habitado que existe... donde todo humano u otra forma de vida vive sólo una vez y muere para siempre... donde el valor de cada vida y sustancia se expresa en dólares... donde únicamente un pequeño número de perso­nas especialmente reconocidas por las iglesias establecidas son capaces de comunicarse y experimentar una rela­ción directa con Dios, los ángeles o los Maestros Ascendi­dos... y donde la idea de evolución espiritual hacia un estado de autorrealización, iluminación y ascensión está considerada blasfemia o psicosis. Por todo, en el planeta aumenta el número de personas que empiezan a pensar de manera diferente. Son personas que tienen «conciencia de» o contacto con formas de vida de otros lugares. Ven una evolución espiritual que va más allá de esta vida. Los miembros de esta minoría actual son conscientes de la sacralidad inherente a todas las cosas. Se están abriendo a su propia presencia divina, así como a la comunicación con ángeles, guías y Maestros Ascendidos. A medida que se despiertan van eligiendo el camino hacia la autorreali­zación, la iluminación y/o la ascensión. Aunque este gru­po sea con mucho minoritario, nosotros, sus miembros, somos cada vez más y la fuerza de nuestra voz es cada vez más fuerte en este mundo.
La paradoja de los que evolucionan espiritualmente en una sociedad capitalista en desarrollo se evidencia cada vez más y continuará aceleradamente de este modo a me­dida que pase el tiempo. Nos hemos convertido en un movimiento espiritual dentro de una sociedad no espi­ritual.
Este movimiento espiritual toma diversas formas: pro­fesionales que abandonan una religión organizada para descubrir la meditación e introducirla en el lugar de traba­jo; marginados sociales; profesiones de sanación alterna­tiva; talleres espirituales, grabaciones, libros y grupos de meditación; oraciones y meditaciones a nivel mundial por la paz del 31 de diciembre; y lo más importante, personas como tú y como yo que se cuestionan el valor de vivir en un mundo como éste y exploran las alternativas externas e internas de nuestra vida. Exploramos las alternativas exa­minando nuestros propios pensamientos, emociones y ac­ciones. Nos hacemos preguntas a nosotros mismos. Lo que hago, ¿daña de algún modo el planeta? ¿Desearía que mis juicios o mis pensamientos creasen mi realidad o la de cualquier otro? ¿Estoy preparado para preocuparme más del efecto que produzco sobre la Tierra, las personas y otras formas de vida, o me preocupa más salir adelante como sea? ¿Estoy intentando controlar a la gente y las circunstancias de mi mundo, o vivo en sintonía con los ideales de soberanía para todos --«todos ganan» en lugar de «que gane el mejor»? ¿Me preocupa realmente y siento compasión (no lástima) por los demás, sean conocidos míos o no? ¿Rezo por mis enemigos o los maldigo y les deseo cualquier mal? ¿Suelo perdonar o por el contrario culpo y guardo rencor a la gente?
Podríamos seguir indefinidamente con las preguntas, pero la cuestión es que todos debemos responsabilizarnos del modo en que creamos y compartimos la creación de la realidad en cada instante de nuestra vida con cada uno de nuestros pensamientos y acciones. «Ahora es el momen­to» de recapitular espiritualmente y decidir hacia dónde nos dirigimos. El hecho de que producimos un efecto los unos sobre los otros así como sobre el mundo es incues­tionable. Debemos tener en cuenta este hecho y darle la máxima importancia si queremos que nuestro espíritu evo­lucione en este planeta. Si seguimos creando de forma autónoma a costa de los demás sufriremos nosotros. Las leyes espirituales han variado con el correr del tiempo y ese cambio continúa. Ahora no sólo se nos exige que sea­mos «buenos chicos» sino que vivamos impecablemente cada momento de nuestra vida. Se acabó el tiempo de la espiritualidad intelectual, de la pereza al estilo de «ya me preocuparé mañana» o la que lleva a la fascinación psí­quica. Estos comentarios no pretenden asustar, juzgar o intimidar a nadie -sólo ponen al día la realidad espiri­tual-. Este milenio casi ha terminado. Lo que hagamos ahora con nosotros mismos, nuestras relaciones y nuestra vida, determinará la herencia que dejemos para el próxi­mo milenio.

¿Quiénes son los Emisarios Pleyadianos de Luz?

Siempre que llegamos al final de un gran ciclo evolutivo, generalmente cada 5.200 o 26.000 años, los Emisarios Pleyadianos de Luz se hacen ver. Son un colectivo con responsabilidades y papeles diversos, incluyendo el de guardianes de la Tierra y de este sistema solar. Como ta­les guardianes vienen a abrirnos los ojos sobre dónde nos encontramos en nuestra evolución y lo que se necesita para dar los siguientes pasos. Esta información incumbe no sólo a nuestro planeta globalmente sino a los indivi­duos que tienen, como yo, una conexión personal con los pleyadianos.
Cuando mi necesidad de ellos es real siempre apare­cen. Ya se trate de necesidades de sanación y despejamiento personales o de información, o a veces sólo para tranquili­zarme -o quizá para reavivar los recuerdos de mi come­tido y actos de servicio aquí en la Tierra- los pleyadianos siempre me han ayudado de forma significativa y apropia­da. Existen distintos tipos de seres con diferentes funcio­nes dentro de los Emisarios Pleyadianos de Luz que se han hecho cargo de una gran variedad de necesidades en el camino. Pero no todos los pleyadianos son miembros de este grupo.
Ra, el ser que siempre me habla en calidad de instruc­tor y filósofo, forma parte de lo que se llaman las Tribus Pleyadianas Arcangélicas de la Luz. Estos arcángeles son los custodios de la Tierra y de nuestro sistema solar. Exis­ten cuatro Tribus Arcangélicas definidas por el color que irradian: el amarillo dorado, el rojo escarlata, el azul claro cielo y el verde suave esmeralda. Existen numerosos seres de cada color y los seres del mismo color comparten el mismo nombre.
Todos los miembros de la Tribu Pleyadiana Arcangélica de color dorado se llaman Ra y son los guardianes de la sabiduría divina, que es el producto de toda experiencia. Los seres azules se llaman Ptah y son protectores y cui­dadores de la naturaleza eterna de la vida. Ma-at es el título concedido a los seres rojos, constituidos en guerre­ros espirituales; encierran en sí la energía de la valentía divina, que no conoce el miedo. Existen más seres Ma-at encarnados en la Tierra que de cualquier otro de los tres grupos arcangélicos. A los seres verdes se les denomina An-Ra y encierran la energía de la comprensión y compa­sión divinas.
Algunos de los arcángeles pleyadianos establecen la­zos conscientes con seres humanos como el que Ra tiene conmigo. Otros se especializan en comunicaciones interes­telares y planetarias que están centralizadas en Alción, el sol central de las Pléyades. Otros arcángeles pleyadianos trabajan con los humanos durante nuestro tiempo de sue­ño y nos muestran posibilidades que van más allá de lo que tenemos por limitaciones físicas. A veces organizan sueños especiales de sanación con los que nos liberamos del pasado y continuamos creciendo, o encontramos nue­vas maneras de expresarnos que son más acordes con el estado que vamos a alcanzar. Ahora empiezan a facilitar­nos el recuerdo y la enseñanza de modalidades ancestrales de sanación, tales como los Ejercicios Pleyadianos de Luz, que son el tema de los capítulos 5 al 14.
Otro tipo de comunicación con los humanos terrestres fue el que se dio en el invierno de 1992. Los Emisarios Pleyadianos hicieron posible para nosotros, los que nos encontramos viviendo vidas humanas, el viaje espacial casi instantáneo fuera del cuerpo entre la Tierra y la cons­telación pleyadiana. Hubo entonces una gran celebración, a la que tuve el privilegio de asistir, donde se reunieron los alumnos humanos de los Ejercicios de Luz con los miembros de la Federación Galáctica, incluyendo a los Emisarios Pleyadianos de Luz. También tuve la buena suerte de experimentar este viaje «fuera del espacio y del tiempo» cuando me llevaron a un planeta de uno de los sistemas solares de las Pléyades. La ida y la vuelta fueron cuestión de segundos.
El planeta al que me llevaron era maravilloso. Los ple­yadianos que lo habitan han creado el equivalente a un museo de dimensiones planetarias donde todavía sobrevi­ve cada una de las especies que ha existido en esta ga­laxia, incluyendo las extintas en la Tierra. Existen arbole­das de especies que se extinguieron en la Tierra en tiem­pos prehistóricos. Cuidar este museo es una de las respon­sabilidades favoritas de sus habitantes.
Sin ni siquiera haber empezado a tocar la lista de co­metidos específicos de las Tribus Arcangélicas Pleyadianas, os he dado una idea general de la gran variedad de su pe­ricia y dedicación. Los cirujanos psíquicos y los sanadores son los otros miembros de los Emisarios Pleyadianos de Luz con los que he tenido el privilegio de trabajar. No son arcángeles pleyadianos (mi abreviatura de las Tribus An­gélicas de Luz), pero su colaboración es muy estrecha. En términos generales, los arcángeles pleyadianos son los instructores que asignan las tareas a realizar. Así como nosotros en la Tierra tenemos el Consejo Superior de los Doce que supervisa la totalidad de nuestro sistema solar, las Tribus Arcangélicas Pleyadianas de la Luz cumplen esa función en las Pléyades. Así como nosotros tenemos ángeles, guías, Maestros Ascendidos y educadores traba­jando bajo la mirada de nuestro Consejo Superior de los Doce, los pleyadianos tienen numerosos grupos que sir­ven a sus arcángeles. Estos arcángeles a su vez cuentan con un Ser Supremo a un nivel más amplio al que sirven como nuestro Consejo Superior al suyo.
Estas jerarquías no son de señores y vasallos en el sentido de ser unos «más que» y otros «menos que». La estructura se basa simplemente en la esencia especial pre­sente en la naturaleza de todos los seres que, al llegar a ciertos niveles de evolución, desean profundamente dar y servir a otros. Por lo que se me ha dado a entender, este deseo se basa en el Amor Divino, cuya naturaleza la ma­yoría de los humanos se muestran incapaces de entender. También lo mueve lo mismo que nos empuja a seguir creciendo: el deseo de que la separación llegue a su fin para ser Uno con Dios/Diosa/Todo Lo Que Existe. Estos seres superiores anhelan ser de nuevo Uno con nosotros.
Puede que los nombres de las Tribus Arcangélicas os resulten familiares Ra, An-ra, Ma-at y Path- ya que se usaban frecuentemente en el Antiguo Egipto, sobre todo en la realeza. Los egipcios estaban en aquellos tiempos más avanzados espiritualmente que ahora. Los pleyadianos, incluyendo a las Tribus Arcangélicas, estaban en comuni­cación cotidiana con los antiguos egipcios, capaces de responderles durante la cima de su progreso espiritual. Aprendieron de los pleyadianos la mayor parte de sus co­nocimientos espirituales, prácticas de sanación, desarrollo pleno del sentido de la percepción y una comprensión de la finalidad de la Tierra dentro del sistema solar, la ga­laxia y más allá de la misma.
En el Antiguo Egipto muchos pleyadianos tomaron cuerpo humano mientras otros trabajaban en dimensiones superiores con los soñadores, videntes, sanadores, sacer­dotes y sacerdotisas, incluso con la realeza. Sus objetivos comunes eran la evolución global del planeta y la raza humana, así como almacenar el suficiente conocimiento superior aquí en la Tierra para que, al llegar el momento del Gran Despertar, contásemos con lo necesario. Por su­puesto, Egipto no fue la única civilización que recibió estos dones.

La finalidad de la conexión pleyadiano/crística

En una ocasión, cuando me encontraba bajo hipnosis, recordé una vida pasada maya en el año 10 a. de C. en la que había una gran reunión de todas las tribus para cele­brar la finalización de la pirámide más grande jamás cons­truida por su cultura en ese tiempo. Se trataba de una estructura muy alta que contaba con una abertura en la cá­mara superior así como un pasaje de entrada en la base. Lo asombroso de esta pirámide era que estaba construida con un tipo de roca granítica blanca con grandes vetas de oro -tanto oro que parecía mármol cruzado por grandes franjas relucientes.
Al empezar la ceremonia de celebración maya se abrió en el aire un portal transparente de escaleras cristalinas justo sobre la pirámide. Salió un grupo de arcángeles ple­yadianos a elogiar el logro estructural y a comunicar a todos su verdadera finalidad. El templo en sí era un portal hacia dimensiones superiores y una cámara de ascensión. Estábamos todos rebosantes de alegría al ver a nuestros queridos amigos pleyadianos, nuestros maestros espiritua­les y guardianes de nuestro pueblo durante tanto tiempo. Así que, cuando los pleyadianos nos mandaron subir a la pirámide, lo hicimos sin dudarlo. Cuando entramos todos vi una rampa que subía en espiral hacia el interior de una abertura en forma de ventana cerca del vértice. Poco des­pués el brillo del sol cruzó la abertura iluminando el inte­rior de la pirámide, que brillaba así con luz dorada. Los rayos del sol iluminaban la rampa, sobre la que se encen­dió de un color rojo escarlata la figura trémula del Quet­zalcóatl etérico, la deidad con forma de serpiente em­plumada. En el vientre apareció el rostro del Cristo, que decía: «Ahora me conoceréis».
Los arcángeles pleyadianos nos explicaron que el Cristo nacería dentro de unos pocos años y que sabríamos la fecha exacta mediante la aparición de una gran estrella en el cielo. Explicaron su papel en la Tierra como represen­tantes del Cristo cósmico colectivo, mencionando des­pués a los ciento cuarenta y cuatro mil «elegidos» de entre ese colectivo, lo cual constituía el número mínimo de aquellos cuya conciencia despertaría tras conocerle en vida. A fin de preparar la vibración de la Tierra para el na­cimiento del Cristo, muchos de los ciento cuarenta y cua­tro mil que estaban en la Tierra en ese momento tendrían que morir conscientemente o ascender. Esto tendría que empezar a ocurrir desde aquel mismo día y continuar hasta su nacimiento.
En ese momento muchos de nosotros empezamos a levitar. Cada vez más ligeros, ascendimos desapareciendo literalmente de la tercera dimensión. Mientras el Cristo decía: «Me voy a preparar un lugar para vosotros», desa­pareció a través de la abertura de la cámara superior, todavía en el vientre de la sagrada serpiente emplumada. Los que ascendimos en ese momento le seguimos por la abertura uniéndonos a él en el interior del vientre de Quetzalcóatl.
La siguiente escena tuvo lugar en los salones de la Ciudad de Luz pentadimensional donde se reunieron los ciento cuarenta y cuatro mil y el Cristo. Cada uno con el aspecto de nuestra próxima reencarnación. Nos encontrá­bamos preparándonos para ella repasando y planeando los hechos futuros. Nos dijeron que se produjo una aparición parecida de arcángeles pleyadianos y del Cristo en lugares de poder de todo el mundo, Machu Picchu, Glastonbury, Hawai, Grecia, Egipto, África y el Tíbet. Los «elegidos» de entre todas estas culturas habían sido reunidos antes de volver a nacer en nuestra vida con el Cristo. Tanto el he­cho como el momento del mismo se habían preparado con mucha antelación. (Durante una canalización el Cristo dijo que el término «elegidos» es erróneo. Debería ser «los que eligieron» porque se trata de un grupo compuesto por los seres que hace mucho tiempo eligieron servir a la Tierra y a su gente mediante encarnaciones, olvidando su identidad en cuanto a ciertos puntos de su evolución para recibir después la iluminación y al Cristo. Ésta fue la pauta de evolución espiritual que seguirían otros.)
Un día, en el monte Shasta, hace aproximadamente un año y medio después de la primera sesión de hipnosis, cuando me contaron por primera vez algo sobre los Ejer­cicios Pleyadianos Intensivos de Luz que yo enseñaría, Cristo estaba tan presente con los pleyadianos y especial­mente Ra, que me di cuenta de que existía una conexión entre ellos. Aunque parezca extraño, nunca había hecho la asociación mental entre ellos hasta ese momento. Hacía poco que había notado que cuando los pleyadianos esta­ban presentes también lo estaba el Cristo, pero no creía que fuera más que una coincidencia.
Anteriormente me habían dicho que el trabajo de Remodelación Cerebral Delfínico y de Enlace-Estelar Delfínico eran vitales en la sanación y la preparación de nuestros sistemas nerviosos a las frecuencias cada vez más altas del Ejercicio Pleyadiano de Luz. Yo me daba cuenta de que el Ejercicio Pleyadiano de Luz, sobre todo el aspecto de Canales Ka, era necesario para ayudar en el alineamiento divino con la incorporación del Yo Supe­rior. Pero ahora el nexo con Cristo era también inequívo­co. Si en cuanto a población humana vamos a realizar un salto cuántico a la conciencia de Cristo, mucha gente necesitará prepararse con sanaciones muy específicas y aperturas. Ese es el único objetivo del Ejercicio Pleyadia­no de Luz: despejar el camino para la segunda llegada de Cristo en masa. Las profecías mayas, egipcias y hopis -tal vez también otras fuentes espirituales que yo desco­nozco- han pronosticado este momento en el que des­pertaríamos a estados de maestría, iluminación y, luego, conciencia de Cristo todavía durante la estancia en la Tierra en cuerpo humano.
Éste es precisamente el despertar masivo al que Jesu­cristo vino a prepararnos hace casi 2.000 años. Muchas encarnaciones y maestros iluminados a través de las épo­cas y de muchas culturas diferentes han llegado al mismo nivel de conciencia que él. Sin embargo, este libro se centra en la conciencia de Cristo y la conexión con el Ejercicio pleyadiano de Luz porque, como ya hemos men­cionado, resulta especialmente relevante para nuestros tiempos.
Para poder entender el objetivo de Cristo, también debemos darnos cuenta de que las religiones ortodoxas y la censura bíblica -lo que ocurrió hace unos 150 años después de su muerte-, todo esto destruyó su verdadero mensaje. Aunque todavía podemos saber algo de él en la versión bíblica del Rey Santiago: «Sed tan perfectos como yo» y «haréis cosas todavía más grandes de las que yo he hecho» son invitaciones inequívocas a la elección de la evolución espiritual, la iluminación, la ascensión y a aban­donar la idea de que sólo unos pocos son elegidos para darse cuenta de que somos todos elegidos. Nos toca a cada uno de nosotros decidir si nuestra respuesta es «Sí» o «No».
El asesinato de Jesucristo fue el resultado de su rebe­lión contra el gobierno y el dominio de la Iglesia sobre el pueblo llano. Enseñó a las masas que eran iguales a los ojos de Dios a los que pretendían ser superiores a ellos -ya fuesen hombres de estado o reyes, sacerdotes o re­caudadores de impuestos-. Les enseñó a respetarse a sí mismos y a estar dispuestos a cuestionar la autoridad para encontrar la verdad.
Cristo anduvo por la Tierra mostrando a los plebeyos que los milagros ocurren y que son un fenómeno natural cuando la gente está en alineamiento con la presencia de Dios. Curó a los enfermos y levantó a los muertos, ani­mando a los espectadores a creer que ellos podían hacer las mismas cosas. Cuando decía que era el «hijo de Dios», estaba diciendo a la gente que ellos también eran hijos e hijas de Dios. Dijo a la gente que Dios les amaba y desea­ba que estuviesen contentos y bien; para demostrarlo, lo­gró que sus seguidores y audiencia así lo sintieran.
Sus discípulos, que dicho sea de paso eran hombres y mujeres, pertenecían a todas las condiciones sociales, gente corriente, gente rica y miembros de los templos de diosas, como María Magdalena, que era también su mujer. Exis­tían miles de discípulos además de los doce de los que habla la Biblia. Todos estos discípulos se abrieron a los dones de sanación, profecía y clarividencia, demostrando que lo que dijo Jesús era verdad. Uno tras otro, los discí­pulos realizaron milagros y hasta iniciaron a otros al des­pertar espiritual, tal y como lo hizo Cristo.
Muchos de los poderes de Cristo fueron conferidos a través de mujeres despiertas. Durante los primeros doce años de su vida lo enseñaron diosas encarnadas tales como: María Madre, su madre Ana y otras. Más tarde, cuando alcanzó la edad de doce años, como era tradición entre los hombres, fue con los eruditos para compartir y enseñar. Viajó a Egipto y a la India y se inició en las pirámides. Aprendió técnicas ancestrales del templo y enseñanzas iniciáticas de escuelas esotéricas. Aprendió el dominio de las funciones del cuerpo de antiguas prácticas yoguis y los secretos de la longevidad y la muerte consciente. Enseñó estas materias así como lo que naturalmente aprendió a través de la comunicación con Dios/Diosa/Todo Lo Que Existe, los ángeles y Melquisedec. Lo compartió con sus discípulos, quienes a su vez practicaron las disciplinas y gradualmente también despertaron.
Los gobiernos y las iglesias de la época se sintieron muy amenazadas por todo ello. Una población de seres humanos soberanos y maestros de sí mismos no tendría necesidad de los que se proclaman como autoridades. Cuando los humanos se abren a su conciencia sensorial plena y a la herencia espiritual perciben fácilmente el en­gaño, la falta de amabilidad y la injusticia en los demás. Las llamadas autoridades ya no pueden esconderse detrás de los altos cargos o de la intimidación; se les destrona o simplemente nunca se les pone en el poder. La amenaza de estos posibles cambios llevó a la crucifixión, con la esperanza de que tomaran en serio el aterrador ejemplo de lo que les pasaría si continuaban de manera tan radical.
Hoy en día no es un secreto la corrupción que existe a nivel mundial de gobierno e iglesia. Tenemos hasta pelí­culas y libros sobre ello pero aún así sigue empeorando. Así que aquí estamos, casi 2.000 años después de Cristo, todavía viviendo en un planeta donde las masas están controladas por unos pocos, y demasiado asustadas, entu­mecidas o perezosas para hacer nada al respecto. El des­pertar espiritual es la única cura para esta enfermedad social tan extendida porque el empuje magnético sobre la Tierra para permanecer sin poder siendo conformista es más fuerte que nunca. El despertar espiritual es para lo que Cristo, con mucha ayuda, empezó a prepararnos du­rante su estancia en la Tierra.
Ahora estamos llegando a la era de la luz -tiempo de volver a despertar-. Para poder evolucionar como espe­cies debemos convertirnos en un mundo interconectado en muchos niveles. Entre todos debemos alcanzar la pure­za de las enseñanzas espirituales sagradas de las ocho culturas principales y sus ancestrales maestros pleyadianos. Todos debemos olvidar las diferencias y elegir el amor di­vino y la armonía con todos los seres, ya sean humanos, animales o sensibles. Todos deben ganar en esta Conver­gencia Armónica. Así que, como a mí me han dicho los pleyadianos y el Cristo en numerosas ocasiones: «Ahora es el momento».
Los Emisarios Pleyadianos de la Luz y muchos otros grupos extraterrestres de esta galaxia y mucho más allá están verdaderamente entusiasmados sobre lo que está ocurriendo ahora en la Tierra. ¿Te has preguntado alguna vez por qué tantos extraterrestres, ángeles y Maestros As­cendidos están con mayor disponibilidad de lo que solían estar? ¿O por qué se nos vigila y se nos guía ahora tan cuidadosamente? Según los pleyadianos es porque esta­mos en un momento de nuestra evolución aquí en la Tie­rra en que tenemos la oportunidad de realizar un tremendo vuelco paradigmal. Si lo conseguimos, este vuelco sería tan enorme que no sólo erradicaría todo el karma del sistema solar al completo sino que liberaría a los planetas y a los sistemas estelares de toda la galaxia y algunas más allá.
¿Qué es tan especial de nosotros en este momento? Para responder a la pregunta el siguiente capítulo muestra la información canalizada por mí a través de Ra, el repre­sentante de los Emisarios Pleyadianos de Luz y las Tribus Arcangélicas. La perspectiva cosmológica actual de la Tie­rra y su futuro papel en esta galaxia te ayudará a entender por qué es «Ahora el momento».

Manual de Ejercicios Pleyadianos Cap.3

KWAN YIN-AMORAH
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