domingo, 25 de mayo de 2014

LA PUERTA DE HAYUMARCA Ó
PUERTA DE ARAMU MURU
 


“La puerta de HAYU MARCA los conectará con vuestra propia historia. Deberán congregarse también en este lugar que ahí estaremos con todos”. (Comunicación: 2013-12-08; Lugar: Parasca, Arequipa, Perú; Antena: Samaid -Alonso Calderón)
24 - 25 MAYO 2014

I. HISTORIA:
Vamos a seguir el relato de Jorge Luis Delgado, nacido en Puno, quien descubrió la Puerta Sagrada por la década de 1980, dando cumplimiento a un sueño repetido que lo llevo por parajes sagrados de una naturaleza sin igual que sobrecoge a uno, naturalmente todo ocurrió en la ciudad de Puno como pocas o casi ninguna en América del Sur es trilingüe desde su fundación. Eso la vuelve culturalmente rica y humanamente compleja. Con su amigo don Alejandro, quién es un yatiri aimara que vivía en la ciudad de Puno, conglomerado urbano que se extiende en parte de la costa occidental del lago Titikaka y crece poblando las estribaciones que más se aproximan al lago y después de haber visitado varios lugares, esta es su versión: 
“Siguiendo la línea me dirigí hacia el valle bajando por la ladera que mira al Titikaka. Pronto advertí a mi derecha una pared enorme de arenisca rosada. Tenía aproximadamente quince y medio metros de ancho y dieciocho metros de alto. Parecía ser muy antigua. De re-pente una puerta misteriosa de piedra llamó mi atención y al acercarme presentí que era de otra dimensión. Inmediatamente hice una reverencia. Pedí permiso al espíritu guardián de aquel lugar para acercarme, porque la tradición andina reseña que hay un espíritu guardián en todos los lugares sagrados. Es costumbre nuestra pedir permiso al guardián antes de entrar en los dominios que protege. Me arrodillé delante de la puerta con las manos en los escalones de acceso situados a ambos lados. Luego coloqué mi cabeza en la piedra, mediante ese movimiento advertí que había un hoyo pequeño que exactamente coincidía con el punto de mi "tercer ojo" que es una apertura para la mente intuitiva que se sitúa en la frente en medio de los dos ojos visibles. Después de unos momentos de calma inte¬rior al pararme me ubiqué en la muesca de metro setenta que era la puer¬ta. Extendí mis brazos apoyando las palmas de las manos a cada lado de la puerta. Parecía como si estuviera hecha para alojar exactamente a una persona de mi tamaño. Sentí como que simultáneamente hubiera ingresado dentro de mí la estructura natural de piedra y yo me fusionaba en ella. La próxima sensación que me embargó fue la presencia de un cúmulo de ondas multicolores con luces que flotaban en mi derredor y que produjeron escalofríos en mis extremidades. En seguida, tuve un sentimiento intenso de calor y visualicé una tela blanca iridiscente cu-briendo mi cuerpo. Experimenté muchas visiones mientras estaba en la puerta. No sé cuánto tiempo estuve allí. Ni cuánto duró ese estado de éxtasis y humildad. Suavemente la puerta me liberó y retrocedí lleno de gratitud. Cuando me paré, avancé y miré la puerta y, en ese momento, dos columnas se presentaron frente a mí. Cada columna medía aproxi¬madamente siete metros de alto y estaban a ambos lados de la puerta. Me detuve en cada columna y experimenté shocks de energía que fluían en direcciones opuestas, que es una característica de los vórtices de ener¬gía. Esta experiencia me calmó y vigorizó. Cuando retrocedí y miré hacia la puerta, reflexioné acerca de la visión más significativa que tuve mien¬tras estaba en ella. En la visión vi la espalda de un hombre que cruzaba la puerta y desaparecía como si fuera tragado por la pared. El conoci¬miento interior de mi corazón hizo que mi mente consciente reconociera que aquel hombre era el maestro Aramu Muru, lo reconocí mientras des¬aparecía por la puerta rumbo hacia otra dimensión.
Una de las leyendas de Aramu Muru fortalece la relación de este mítico personaje con el disco dorado de los Incas. En la leyenda, Aramu Muru transporta un disco dorado de Lemuria (continente legendario en tiempos antiguos) como símbolo de la conexión de la humanidad al Hatun Inti o el Sol Central Divino. Lemuria, una civilización avanzada, ubicada en algún lugar desaparecido, se hundió en el océano Pacífico antes que las monta-ñas de los Andes nacieran. Cuándo Aramu Muru decidió salir de esa rea¬lidad, se dice que fue al Titikaka y atravesó una puerta hacia una dimen¬sión etérica desconocida y que aguarda a los iniciados y personas que tienen fe.
Mi experiencia en el pórtico místico impactó y caló profundamente en todo lo que empecé a ser y hacer con posterioridad a ese primer encuentro y, también, me estimuló a compartir esta su¬gestiva y nueva información con algunos amigos de agencias de viaje. Inicialmente, don Alejandro a quien oportunamente consulté mi ex¬periencia, leyó las hojas de coca concluyendo que no era tiempo para llevar gente a la puerta. Seguí el consejo de su lectura y sólo de manera ocasional llevé a amigos íntimos al sitio. Varios años más tarde Alejandro me avisó que el tiempo de invitar a otras personas había llegado. Ya podía experimentar en la puerta. En 1992, empecé a llevar viajeros. Coincidentemente y según la tradición incaica el año 1992 marca el prin¬cipio de la transición al PachaKuti, el principio del nuevo ciclo de mil años del cosmos. Como se sabe los Hijos del Sol creemos que estamos al inicio del nuevo amanecer de quinientos años de día y de luz, después de padecer quinientos años del reinado de la noche, de la oscuridad, desde que el ocaso del último ciclo de luz empezó y coincidió con el arribo de los espa¬ñoles a las Américas. Quinientos años después durante el año 1992 el 11 de noviembre (11-11-92) se realizaron muchas ceremonias alrededor del mundo con el objetivo de aumentar la expansión de la conciencia ambien¬tal. El "Eco 92" fue celebrado en Brasil por jefes de Estado y con represen¬tantes de muchas tradiciones para discutir el cuidado de la Madre Tierra, debido a que es necesario que adquiramos conciencia porque se avecina un cambio en el cosmos, como realidad que sobrevendrá indefectiblemen¬te. Muchos años antes los incas que supieron y vivieron el ocaso de la luz, presintieron que advendría un nuevo amanecer, que hoy cíclicamente empieza a tangibilizarse. Y ya estamos ante él. La promesa del PachaKuti y el nuevo amanecer —que es el regreso del tiempo para los Hijos del Sol que somos todos— se hace verdad. Por eso hay que reconocer y hacer nuestros los conceptos que modelan y definen a los Hijos del Sol. Es un tiempo de despertar y recordar quiénes somos realmente y hacerlo con una nueva visión de la realidad. Es tiempo para que cambiemos de para¬digma. Es tiempo oportuno para generar una gran expansión de la con¬ciencia. Es tiempo para toda la humanidad y para los Hijos del Sol de abrir nuestros corazones y vivir en alegría y abundancia. Es el tiempo para los Hijos del Sol de vivir en equilibrio, en armonía y en ayni, que es vivir con respeto y reciprocidad con toda la naturaleza. Es tiempo del nuevo ciclo. Es tiempo del PachaKuti. Cuándo por primera vez invité a personas — viajeros y amigos— a la puerta, no supe qué nombre darle. Era curioso. Pregunté a muchas personas locales acerca de los nombres preexistentes. Descubrí que un nombre tradicional y antiguo para el pórtico era el de Wilka Uta, que significa la "casa de la divinidad", la "casa del sol". Otro nombre era Altarani, que significa el lugar con altar. También, es conocido como la "puerta del sol" según lo reseña en la "Monografía de Chuchito" su autor Alberto Cuentas Zavala. El nombre que los españoles utilizaron, para persuadir a las personas a que no visitaran el lugar, fue el de "puerta de diablo". Cuando conversé con un periodista de Europa que me entre¬vistó acerca de la historia de la puerta y publicó la entrevista con el título: "El redescubrimiento de la puerta misteriosa de Aramu Muru", no sospe¬ché que el nombre de Aramu Muru iba a pegar, es más, nunca le dije al periodista que esa era la puerta de Aramu Muru. Expliqué que en mi expe¬riencia cuando descubrí la intensidad de los mensajes que fluían de las piedras vi a Aramu Muru cruzarla. Pero sé que en el lenguaje periodístico muchas veces el impacto llamativo pesa más que el relato fiel de los he¬chos. Después que ese artículo se publicó y divulgó, advertí que otras revistas, periódicos y libros la llamaban puerta de Aramu Muru. Ahora, aún las personas locales han adoptado este nombre para referirse a ella.
Al reflexionar sobre los momentos que viví cuando por primera vez me paré en la puerta de Aramu Muru siento que esa experiencia funcionó como un "puente" expansivo para mí y me proyectó ha¬cia otras dimensiones y otras realidades. A partir de ahí supe que cada vez más me convertía en una "persona puente" en un CHACARUNA que en quechua es aquel que ayuda a otros a cruzar de "un lado al otro lado del río"; de un estado de conciencia a otros estados de conciencia. El chacaruna, también, puede formar y crear un puente de la mente hacia el corazón, del presente al pasado o al futuro. Un chacaruna siempre explora esta realidad para conectarse con la belleza y la perfección de la creación. Los chacarunas viajan calladamente por su sendero y en la comunidad, o donde fuere, no llaman la atención sobre sí mismos, pero ofrecen sus ser¬vicios de diferentes maneras. Celebran ceremonias e imparten enseñanzas especiales que ayudan a las personas a conectarse con el mundo del espíritu y con su propio ser espiritual, muchas veces fraccionado, golpeado o estresado. En el nivel más profundo, un chacaruna es el que "camina" entre varios mundos e inclusive adviene al mundo superior y circula por este mundo mediano con solvencia e igualmente, transita por el mundo de más abajo. Muchas de las personas en este camino se llaman a sí mis¬mos chamanes, pero que no es palabra oriunda de los Andes. De hecho no apetezco ni deseo ser un chamán en el sentido que tendría y dispondría de poderes especiales o mágicos y podría transformar situaciones y conjurarlas. Todos tienen poder para conectar con lo divino. Acepto que he sido dotado de talento y facultad para ayudar a otros a descubrir su auténtico ser espiritual y, eso es ser chacaruna, que es el que habilita el contacto espiritual de una persona con el ser espiritual que esa misma persona po¬see, pero que permanece oculto.
Ser chacaruna es ser puente de uno hacia sí mismo en el trance de la autenticidad y la revelación. El chacaruna posibilita que otros descubran la belleza y serenidad de su propio mundo interior en contacto con la divinidad. Chamán es otra cosa. Cuándo se escoge la senda del espíritu, el cosmos, gradualmente despliega ciertos obsequios que activan las habili¬dades del chacaruna para trabajar con muchas manifestaciones diferen¬tes. No sucede en un momento ni en ningún tiempo particular. Uno crece con el conocimiento y comienza, poco a poco, a reconocer sus "dones" particulares y así, paulatinamente sus servicios son aceptados y reconoci¬dos por las personas. No me embarqué en un sendero espiritual, ni siquie¬ra lo hice después de que, misteriosamente, recibiera un cristal especial. Pero sí llegué a ser más consciente de lo que me sucedía y que estaba rumbo a caminar por el sendero del chacaruna. Eso lo percibía cuando me encontraba en situaciones y momentos especiales como en la antesala de reabrir de nuevo y de manera realmente alcanzable, la "puerta" y descu-brir sus mensajes y entenderlos. Lo maravilloso de ser un chacaruna es que el sendero de la persona y su expresión espiritual se vuelven únicos. La experiencia de la puerta influyó mucho en mi forma de vida. Don Alejandro tenía razón al decir que para mí sería de suma importancia y significación encontrar el lugar que mi sueño quería mostrarme y que de¬bía lograrlo en este presente.
Lo qué experimenté en mi mente y corazón al descubrir, digamos, de nuevo la puerta de Aramu Muru, fue y es todavía muy especial. Cambió mi vida. No había sido mi intención ni deseo recorrer y estar en este cami¬no. Sin embargo, por mucho que traté de evitar estudiar y profundizar en el conocimiento del cosmos, de alguna manera regresaba al mismo sende¬ro. No quería, pero volvía. Quizá mi madre que es curandera aimara influ¬yó sutilmente en mi inclinación. Ella observaba con amoroso y sabio cora-zón y de manera silenciosa mi búsqueda y mis retracciones. Nunca trató de dirigirme al sendero, pero su presencia estaba allí silenciosa, no dicien¬do nada, pero diciéndolo todo. Digo, entonces, que lo que primero, lo que al inicio evité y luego abracé, se volvió consubstancial en mí y fue parte de mi búsqueda y encuentro espiritual”.
II. COMUNICACIÓN RECIBIDA:

Comunicación: 2014-04-30
Lugar : Chimbote, Perú
Antena : Fernando Avalos Ragas 
Hora : 21: 40
- Receptor: ¿Qué nos pueden decir de la salida de integración a Puno?
- Sugerencias.
Sí, vuestros guías en contacto.
La energía que sienten es por la cercanía de nuestra presencia. Hay muchas formas de confirmar el contacto y una de las más usadas por nosotros es esta, la de acercarnos y compartir a vuestro lado la reunión y la comunicación.
El Encuentro en Hayumarca os permitirá acceder al conocimiento guardado hace miles de años por una raza cósmica. Raza a la cual algunos de ustedes pertenecieron.
Será un despertar a un recuerdo dormido que buscaba obstaculizar vuestro camino evolutivo. Pero que ha llegado el tiempo de despertar y asumir roles activos.
Ahí en la Puerta de Hayumarca proyectaréis un xendra con vuestros cristales de cesio, y entraréis a ese Retiro Xolar. Los Guardianes y Maestros de la Hermandad Blanca os esperan.
Nosotros ingresaremos con vosotros porque necesitamos vivir esa experiencia a vuestro lado. En ese momento todos seremos discípulos. 
Los que lleguen a la Puerta serán Iniciados Xolares y como soles que iluminan vuestro propio andar y el caminar de muchos.
Sí, mantened el contacto y la comunicación para que la información llegue clara y fluida. Preparaos con las meditaciones del Nombre Cósmico.
Sientan nuestra presencia cercana a cada uno de ustedes. Vibrando en Común Unidad mental y espiritual.
Con amor en la luz.
ANTAREL, SAMPIAC, TITINAC.


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